“No comienzan las clases en Sociales“

Universidad, progresismo y autoridad
 

Maria Esperanza – “La Barbarie”, 19/03/2007

 

María Esperanza, a quien no tengo el gusto de conocer, parece ser - por lo que escribe en el blog “La Barbarie” - una graduada de ciencias sociales con preocupaciones políticas y posiciones de izquierda (casi redundante, no?). Por eso mismo, creo importante reproducir estas líneas, que reflejan lúcidamente el problema de la autoridad, y de la política, en la universidad actual. Hemos publicado notas en “El hijo” sobre situaciones parecidas en otras áreas de la educación) . En microcosmo, exagerado y patético, es el problema de la sociedad actual


Con cierto estupor, mezclado con deja vu, leí un mail enviado a la lista de graduados avisando que “No comienzan las clases en Sociales“.

Según informa la Secretaría de Prensa de la facultad, el “gobierno” de Sociales (sic) decidió suspender el inicio de clases, previsto para hoy y cerrar por todo el día las tres sedes. La causa de esta radical medida fue una gresca generalizada que se produjo el sábado pasado en el contexto de una reunión entre funcionarios de la facultad y las diecisiete agrupaciones estudiantiles (Izquierda Socialista, Partido Obrero, Franja Morada, MAS, La Vallese, Lucía Cullen, Prisma, DEMOS, El Andamio, 29 de Mayo, El Viejo Topo, PTS, El MATE, Contrahegemonía, MST, Alternativa Académica y SUR), en dónde se estaba discutiendo la distribución de las mesas y espacios para los afiches en la nueva sede.

La deliberación se prolongó, entre oferta y contraoferta (la gestión quería evitar los stands en el hall de entrada y carteles en las escaleras), por cinco horas.

“Fue en ese momento cuando comenzaron los forcejeos por un espacio entre dos agrupaciones” y, finalmente, “cuando parecía que la racionalidad se imponía, un grupo numeroso de militantes de distintas agrupaciones que aguardaban afuera del predio forzó el portón de entrada e ingresó al lugar donde se estaba implementando un acuerdo catalogado por varios de los protagonistas como “histórico” en nuestra Facultad.”

Finalmente, “un trabajador no docente informó a los funcionarios que se había producido una gresca entre militantes, la que concluyó con el retiro de una agrupación con la “promesa de venganza”.

La reacción de las autoridades ante la violencia y la amenaza:

La determinación de no comenzar las clases el día lunes, tal cual estaba previsto, obedece a que, “por un lado no están dadas las garantías para que hechos de esa magnitud no vuelvan a suceder el lunes y, por el otro, pretendemos con esta decisión realizar un gesto de rechazo a estas actitudes que van en contra de las pautas mínimas de convivencia que una institución se debe. Apostamos a que este lunes de inactividad académica y administrativa se convierta en una jornada de reflexión sobre esta cultura política e institucional que, en mayor o menor medida, todos los miembros de la comunidad de Sociales estamos protagonizando”.

Dramático. Violencia, amenazas, el histórico Acuerdo Programático sobre la Localización de las Mesas para la Repartición de Panfletos malogrado, no docentes asustados… pero bueno, un día de asueto.

Me gustaría puntualizar, más analíticamente, algunas cuestiones relacionadas con el affaire.

Se me reprochará, tal vez, que esta anécdota es demasiado insignificante para dedicarle más atención. Pero me parece que tal vez en esta situación sea indicativa de algunas de los problemas y esterilidades que aquejan a la política “progresista” tal como esta está hoy.

Primero, tenemos por un lado un cúmulo de agrupaciones estudiantiles que se han transformado en poco más que pymes políticas, poco representativas, caducas discursivamente, ignorantes teóricamente y sin ningún proyecto o interés académico. Y, es cierto, con una cierta tendencia a responder a la frustración de sus deseos cayendo en actitudes que rozan el chantaje del tipo “fiera, dame la cartelera o te rompo todo”.

Por otro lado, una gestión de gobierno con un discurso que oscila entre el intento de gobernar por consenso y el de imponer algún tipo de autoridad. … Dejemos de lado el hecho un tanto risueño de que el problema sea la pegatina de carteles y distribución de mesitas. La pregunta, claro, es qué pasa si NO hay voluntad de llegar a esos acuerdos, si algunos de los variados actores políticos (digamos, dos de las 17 agrupaciones) boicotean los Acuerdos Programáticos para la Distribución de Cartelería. (Y esto es probable) ¿Se recurrirá a la coerción? ¿Se suspenderán las clases in aeternum? ¿Se llamará a la Guardia de Infantería? ¿Se dejará que todo siga su curso por decantación natural?

Y hete aquí que estamos en el meollo de la cuestión que es el talón de Aquiles del progresismo. ¿Qué se hace cuando la argumentación racional habermasiana falla? ¿Cuál es el plan B? Parafraseando a Pugliese, si les hablás con el corazón y te contestan con una trompada, ¿qué se puede hacer?

Dos comentarios finales. Uno es que causa sorpresa que el cierre de la facultad sirva tanto para festejar el día del estudiante como para protestar contra la ley de educación superior o castigar a “los inadaptados”. Cerrar la facultad es el acto reflejo del momento. Como diría un psicoanalista, ahí hay un deseo de cerrar la facultad del que hay que hacerse cargo…

Finalmente. For the record, yo no creo que a las universidades se tenga que ir a estudiar solamente. Primero, porque al menos en las ciencias sociales sin política no hay teoría, y viceversa. Luego, porque las universidades han sido una usina de formación política desde la Academia de Platón. La cuestión es ver qué política, así como qué teoría, se hace.

 

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