En la ciudad de los aliados críticos

La deuda del peronismo metropolitano

Noviembre de 2004

por Miguel García Moreno       

                        

 

Para asumir la deuda que los peronistas tenemos con la ciudad de Buenos Aires, debemos empezar por reconocer que el Partido Justicialista porteño prácticamente no existe como fuerza que exprese una adecuada representación política de los habitantes de esta Ciudad. Esta situación - que afecta a todos los partidos políticos - se fue agudizando en el nuestro hasta llevarlo al borde de su extinción.

Efectuar una revisión de las causas, para proponer soluciones, es una obligación de los que tenemos mayor responsabilidad. También debemos trabajar en su reorganización, concepto que es mucho más amplio que un cambio de nombres en su cuerpo de conducción.

Partiendo de la base de que las distintas intervenciones no lograron reconstruir un partido al servicio de la comunidad - como lo establecen la Constitución Nacional y la de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires - debemos convencernos que fieles a nuestra doctrina "lo arreglamos entre todos o no lo arregla nadie". Pero este "entre todos" no debe significar trasladarle a los afiliados la responsabilidad de votar apresuradamente por Fulano o Mengano, sin antes proponerles las políticas a implementar.

Y estas políticas deben pensarse a partir de una pregunta simple: ¿Por qué un ciudadano de Buenos Aires se sentiría inclinado a votar al P.J.?

Esa pregunta nos obliga a pensar en la sociedad porteña, analizar sus características particulares que la hacen tan compleja, hasta por la falta de un desarrollo de cultura autonómica que diferencie claramente sus reclamos de mejores condiciones de vida en su Ciudad con sus inquietudes respecto de la política nacional.

Seguir pensando en nuestra sociedad porteña, nos llevará a descubrir (aunque parezca mentira, desde el PJ deberemos descubrir!) que existen Colegios y Centros profesionales con millares de inscriptos, Universidades públicas y privadas con miles de alumnos, que hay medianos y pequeños empresarios y comerciantes, casas matrices de la casi totalidad de las grandes empresas, empresas de servicios, fuerte presencia de organizaciones de colectividades extranjeras, las expresiones culturales más numerosas e importante de América, …

Y también hay cientos de miles de hombres y mujeres de la tercera edad que dependen de la seguridad social, los centros hospitalarios más importantes de la Argentina, que siendo de la ciudad solidariamente atienden a todos los habitantes del territorio nacional e incluso de los países limítrofes... Millones de trabajadores que ingresan diariamente desde el conurbano... millones de vehículos de todo tipo para el transporte de personas y cargas para abastecer a este inmenso conglomerado humano.

Y su costado triste, villas miseria, casas tomadas, barrios carenciados, hoteles sólo de nombre para ocultar lúgubres refugios de necesitados, miles de cartoneros que con su silencio nos gritan que quieren trabajar y que nosotros les debemos la dignidad, y los niños que alguna vez soñamos como los únicos privilegiados y sólo les damos el privilegio de limpiar vidrios en las esquinas...

Esta descripción seguramente podría extenderse mucho más, pero será tarea de los trabajos que tendremos que realizar en la propuesta de reorganización del partido que debemos encarar.

No se nos escapa la poca participación política de los porteños a través de estructuras partidarias. No obstante, nosotros pudimos comprobar, cuando convocamos a los vecinos para reclamar mayor seguridad ante la creciente ola de robos y asesinatos que empezaron a sufrir particularmente los sectores de trabajadores más humildes, su respuesta fue de total solidaridad, incluso ante las críticas del entonces Secretario de Seguridad Dr. Mathov. Y esto fue mucho antes que los medios se hicieran eco de la preocupación colectiva.

Esas, y otras movilizaciones por temas concretos que afectan a la vida diaria de los vecinos que solo buscan vivir y trabajar en paz, nos demuestran que no hay un rechazo a la actividad política cuando esta se ocupa de los problemas de la gente.

El tradicional "alumbrado, barrido y limpieza" reclama incorporar como mínimo educación, salud, justicia (que engloba seguridad), cultura, medio ambiente, tránsito y transporte y en general todo aquello que organice y facilite la vida y la convivencia de los que habitan y la de los que trabajan en esta ciudad.

No puede sernos ajeno el concepto de REGION METROPOLITANA. La mayoría de los problemas de esta ciudad no encontrarán soluciones fuera del contexto de esta región, en la que está inmersa y de la que recibe una fuerte influencia. Pensemos que el complicado tránsito que nos afecta no podrá mejorarse si el programa de autopistas sigue "tirando" vehículos contra el obelisco en lugar de propiciar las tantas veces anunciadas playas de transferencia.

Ni que hablar de la irracionalidad de contaminar ferozmente al Río de la Plata a través de sus afluentes para luego descontaminar con elevados costos el agua para uso humano. Tampoco tienen solución dentro de nuestros límites las toneladas de basura que diariamente se genera.

Dedicarnos a estos temas es la gran deuda que tenemos los peronistas de la Capital. Por no haberlo hecho antes, muchas veces ante la inminencia de alguna elección recurrimos a alianzas con quienes pensamos que tenían las propuestas que nosotros no habíamos elaborado. Por nuestras boletas pasaron Porto, Béliz, Macri... aunque no tuvieran que ver con nuestra doctrina de una sociedad justa y organizada ni con la histórica concepción frentista donde el peronismo era el generoso convocante de otras expresiones políticas que desearan sumarse.

Y al final nos quedan nuestros militantes y afiliados frustrados y a nosotros el fracaso de saber que teniendo las potencialidades no supimos o no pudimos ponerlas en acción.

No puedo desconocer que nos faltó suerte. Tuvimos una oportunidad cuando Eduardo Vaca fue Presidente del Partido. A quien quizá como símbolo, lo sorprendió su muerte temprana en el transcurso de una reunión conduciendo al partido en el análisis de estos temas. En él convivía un profundo conocimiento del peronismo y de los problemas de su ciudad. Aunque sostengo que no es un tema de nombres, al hablar del peronismo metropolitano no puedo dejar de recordarlo como homenaje a un prestigioso compañero.

Entonces, empecemos a acordar lo que vamos a proponerle a los porteños. Apoyar al Gobierno Nacional se puede hacer desde la actual intervención del partido con el respaldo de la militancia del distrito, porque lo mismo se haría desde una conducción electa. Ningún compañero haría lo contrario porque no está en nuestra doctrina.

Por eso, para los temas de la Ciudad, lo primero es definir las políticas que afirmarán nuestra identidad.

 

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