Blogueando/Palabras sueltas

 


02/03/2007

La foto de Macri

La foto no me interesó porque es un cliché de todo político en campaña, aquí y en el extranjero, el de acercarse al barro, abrazar a los pobres y prometer (los yanquis los llaman “babykissers”, besadores de bebés). La Nación, irónica, juntó a la de Macri, fotos de Kirchner, Telerman y Filmus con niños (ver aquí)

Lo primero que me llamó la atención son los periodistas progres que satirizaban al candidato porque le había prometido a la piba llevarla a ver “Happy feet”. Delatando como ven, no a Macri sino a los villeros, asumen que una nena criada en una villa no tiene idea qué es "Happy feet" o, supremo ridículo progre, el cine. Chicos, en las villas falta salud, seguridad, futuro... Lo que no falta es televisión.

La segunda sorpresa fue Macri mismo, excusándose por la foto! Es cierto, yo no tengo una idea elevada de su inteligencia política. Como dice mi amigo Edgardo ¿hay algo más patético que un candidato que dice "soy un hombre rico y afortunado (y pintón, falta que agregue) que estoy dispuesto, sin embargo, a meterme en el barro para, humildemente,… ser Jefe de Gobierno o presidente”?

Sin embargo, alguien que dirige Boca, que estuvo en SOCMA, no debería ignorar que “quien se excusa se acusa”. Se me ocurre, y esto es lo interesante, que ambos lados reflejan la mala conciencia de los porteños ricos o de clase media frente a los pobres y excluidos. Hace algunas décadas, todavía la “gente acomodada” los miraba paternalmente o con desprecio; cuando llegó el primer peronismo, también aparecieron las miradas de temor o de odio. (Evita no era progre: ella había vivido la marginalidad y la humillación). Pero lo de ahora es en un sentido peor: no se piensa en ellos como seres humanos, compatriotas con menos suerte; son un “problema social”, para los que no hay otra respuesta, ni siquiera en las plataformas electorales, que el asistencialismo. Sus carencias serán solucionadas, en un futuro indefinido, por la prosperidad general de la sociedad (versión centro derecha) o por gobiernos democráticos y respetuosos de la opinión pública progresista (versión centro izquierda).

No dejo de creer que la política, con sus lacras inevitables de egocentrismo y corrupción, sigue siendo el único mecanismo que los hombres han inventado para conducir las sociedades que crearon (Sargón de Akkad y Richelieu no hacían menos política, aunque con métodos diferentes, que Irigoyen o Kennedy). Y en la ciudad de Buenos Aires, donde los partidos están destruidos casi por completo, se da por eso un campo de experimentación para la Argentina. Pero pienso que es un error abandonar la lucha política a las figuras mediáticas y sus operadores, y a los opinadores profesionales de los medios. Pues por lo visto hasta ahora, no tienen mucho de nuevo que ofrecer.

Abel Fernández
 

 

23/11/2006

Los obispos, las papeleras, Soros y el Islam

Después de comentar las elecciones en Misiones - (30/10/06 – Horaciópolis) - agregando mis “dos centavos”, como le gusta decir a los gringos, a la avalancha de palabras y pronunciamientos sobre el tema, he estado subiendo a la página algunos textos que me parecían importantes: el documento de los obispos, excepcionalmente sensato y prudente; alguna información sobre SanCor y las maniobras pro y contra Soros; y dos notas (una mía) sobre el conflicto con el Uruguay, probablemente el problema internacional más lamentable que enfrenta la Argentina. También subí una noticia optimista que Bardini comenta sobre las relaciones entre Europa y el mundo islámico. El tema da para mucho más, y quiero escribir sobre esto, pero voy a esperar al final de la visita de Benedicto XVI a Turquía: como me recuerda una amiga, la realidad tiene la costumbre de desmentir con catástrofes los análisis mejor informados.

(No, no me abstengo de escribir sobre la política local y les prometo algunas páginas para muy pronto. Les adelanto: estuve por “Los dos chinos”, pero fue la semana pasada, para apoyar (críticamente) a Telerman.)
 

30/10/2006

Horaciópolis

 

En su columna de Página 12 del 29/10/06 (ayer), “ El desafío” el generalmente bien informado periodista Horacio Verbitsky escribía:

...Cuatro de los cinco sondeos de sociología electoral que se conocieron en las últimas horas vaticinan la victoria del Frente Renovador que respalda las aspiraciones del gobernador Rovira. Los de Hugo Haime y Roberto Backman le dan entre 5 y 6 puntos de ventaja. El de Ricardo Rouvier estira esa diferencia hasta 15 puntos, aunque su autor ha difundido otros datos que reducen el margen a 10 puntos. El más contundente, firmado por Artemio López, sugiere que Rovira vencerá al Padre Obispo por 59,5 a 40,5 por ciento de los votos válidos emitidos. Su estudio afirma que la victoria oficial será muy amplia en el interior rural y ajustada en las regiones urbanas de la provincia. Cuando la pregunta es acerca de quién cree el entrevistado que ganará la elección, las respuestas en favor del Padre Obispo no llegan a un tercio del electorado, contra dos tercios por Rovira. Sólo una empresa provincial contratada por los dignatarios pronosticó que Piña se impondría, con 10 puntos de ventaja.

...En la última semana de septiembre, cuando Kirchner acompañó en un acto a Rovira, el rechazo por la candidatura del Padre Obispo apenas alcanzaba al 18,6 por ciento de los consultados. En la medición de esta semana se había duplicado, al 36,9 por ciento.

En el mismo lapso, los índices de aprobación de Rovira crecieron del 60 al 72 por ciento, los de Kirchner del 84 al 92 por ciento y los favorables a la relación entre ambos, del 77 al 84 por ciento.

...Además, el 49,4 por ciento de la población ni siquiera sabe quién es Piña, un prelado catalán que pasó buena parte de su vida en el Paraguay.”


El siempre ingenioso Jorge Asís acuñó la expresión Artemiópolis para referirse al microclima creado por las encuestas favorables a Kirchner. Es importante tener en cuenta que las encuestas que Asís satirizaba resultaron acertadas al pronosticar, por ejemplo, los resultados de la no muy lejana elección en la Provincia de Buenos Aires donde Cristina Kirchner se impuso a Chiche Duhalde, Stolbizer y López Murphy. La economía, que todos los sabios, de Bill Clinton a Eduardo Aliverti, pasando por cada puntero y punterito de los aparatos, insisten que es lo fundamental, no ha cambiado en un año. ¿Qué pasó entonces en Misiones?

En los diarios de hoy ya todos los opinadores están dando sus explicaciones. Yo quiero poner, no como explicación, sino para ayudar a pensar, unas reflexiones que me envió hace muy poco un amigo peronista:

“Sí por algo irrumpió el peronismo en la historia era para garantizar la voz del pueblo, para terminar con los años del fraude patriotico, de la libreta firmada "ya votaste andá" y demás conductas degradantes. Siempre hemos llegado al gobierno con la conciencia limpia de ser la autentica expresión de la voluntad popular, considero que lo acaecido semanas antes de las elecciones en Misiones nada tiene que ver con nuestro ideario.”

No quiero ser sectario; muchos radicales irigoyenistas podrán decir cosas parecidas. Pero me parece muy adecuado recordar unas instrucciones que Perón dió en un discurso de la campaña electoral de 1946, que me parecen oportunas para esta elección y para entender la naturaleza del electorado peronista, que es claramente diferente al de, por ejemplo, el ARI de la Capital Federal. Estoy citando de memoria, pero me parece que la frase era más o menos así:

“Y si el patrón llegara a ofrecerles prebendas para torcer su voto... Tomen las prebendas y voten por el peronismo!”


Abel Fernández

 

17/10/2006

Necrofilia, violencia, homenaje

 

No fui a San Vicente; no tenía pensado ir, o – para expresarlo con más claridad – pensé que era

mejor no ir, mucho antes que la violencia estallara donde no la esperábamos. Viejos compañeros, que respeto y aprecio, iban, y a ellos les dije que un velorio y el traslado de un féretro no me parecían un homenaje adecuado. Recuerdo que mencioné la “necrofilia argentina”, con la libertad que dan los años de militancia.

Esta es, claro, una actitud personal. Y no está libre de las ambigüedades humanas. Porque tampoco me gusta la actitud “posmo” de tratar de ignorar la muerte y el rechazo a las ceremonias que la recuerdan y le dan solemnidad. Siento que debo despedir a la gente que quiero cuando se va definitivamente, y en julio del ´74 hice la larga cola en el Congreso. Pero esta era una repetición, 32 años después.

Tenía un sentido político actual, por supuesto. Era – me parecía a mí - un “marcar la cancha” desde las estructuras gremiales y territoriales peronistas, tratar de mostrar a los dueños del poder del Estado – y del reconocimiento en las encuestas – que Perón estaba todavía un largo escalón por encima de ellos. Un mensaje que podía estar dirigido antes a Menem y ahora a Kirchner. Pero no me parecía que una ceremonia fúnebre era la forma que correspondía para decirlo.

Ahora, cuando pasó lo que pasó, pienso que estaba en lo cierto. Y también que estaba equivocado. Equivocado al no ir, porque me olvidé de preguntar que era lo que sentía el pueblo peronista. Sí, después de Isabel, Lopecito, Firmenich, Bittel, Luder, Lorenzo, Cafiero, Menem, el Adolfo, Kirchner... y de todos nosotros, todavía quedan peronistas de a pie. Y algunas decenas de miles de ellos estaban cerca del edificio de la CGT, en la ruta, y sobre todo en San Vicente, esperando para saludar al General. Va más gente a Luján, o a San Nicolás, pero nadie en política, vivo o muerto, convoca así.

Y estaba acertado al no ir, porque los gremialistas, los intendentes y los políticos varios no supieron (no supimos, modestamente me incluyo) cuidar los sentimientos de esos peronistas. Y los de todos los argentinos, que – no debemos olvidarnos – muchísimos no son peronistas y merecen nuestro respeto como compatriotas.

Un viejo antiperonista, Borges, acertó cuando decía que los argentinos (no dijo “los peronistas”) no respetaban las instituciones porque solo sentían lealtad hacia personas. Tenía razón: nuestros políticos y nuestros empresarios, rápidos en construir poder o ganar dinero, no saben construir instituciones.

Debo reconocer que los sindicalistas han sabido hacerlo. Pero no han sabido – no se han preocupado, con pocas excepciones – ganarse el respeto del resto de la sociedad. Por ejemplo: como los clubes de fútbol, mantienen barras bravas. Por eso, la gente no los vota para gobernar. Ni siquiera los peronistas.

Da para escribir mucho más, pero no me siento con ganas de hacerlo. Antes que reflexiones, quería compartir con ustedes bronca y nostalgia. Y un pensamiento de un veterano militante del peronismo, que nunca hizo política: Américo Rial, que escribió con tristeza que “ahora la tumba de Perón ya no va a tener las flores simples, que puede dejar el hombre o la mujer del pueblo que sólo necesitaba 75 centavos para llegarse a Chacarita”.

Abel Fernández
 

 

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