SÓLO EN LA ARGENTINA

 

Federico Bernal (*)
 

 

Las críticas al nuevo contrato del yacimiento de Cerro Dragón, se han centrado en lo bajo que representa el 12 por ciento en concepto de regalías y el 36 de renta que deberá tributar Panamerican Energy a las arcas del Estado. Y el contraste aumenta al ver los beneficios obtenidos por nuestros vecinos de Bolivia y Venezuela en recientes negociaciones.

 

Pero teniendo en cuenta que estos se tratan de países con regímenes de claro cuño intervencionista y hasta autodeclarados "socialistas", cabe mejor la comparación con las distintas potencias del primer mundo, lideres del mercado.

 

Noruega, a través de su empresa Statoil es uno de los principales exportadores de petróleo del mundo. Allí se concesionan algunas áreas a través de operadores privadas. Sin embargo la materia prima es del estado, obteniendo éste el100% de la renta.

Por su parte Rusia cuenta con el principal reservorio de gas del planeta. A pesar de la apertura post soviética, desde que asumió Vladimir Putin está nacionalizando la industria petrolera y gasífera. A través de Gazprom monopolizó el área de gas natural y se queda también con el 100 por ciento de las divisas que genera la exportación al resto de Europa. Pero además, en 2005 expulsó a Shell y a Exxon del proyecto de explotación del mega-yacimiento gasífero Sakhalin, quedándose con la mayoría accionaria de sus principales campos.

 

Así mismo, del otro lado del Atlántico, el Congreso norteamericano aumentó los impuestos a empresas como la Chevron, haciendo una diferenciación entre petróleo nuevo y petróleo viejo. Es decir: todo lo nuevo que se descubra tiene un régimen impositivo mucho más elevado que lo anterior.

 

El control de exportación es absolutamente férreo en cualquier país, sea productor o consumidor, ya que los recursos hibrocarburíferos son considerados como estratégicos. En EEUU mayor aún es el control debido a que su economía depende esencialmente de estos combustibles.

 

De esta manera, uno se pregunta cómo Argentina le pudo haber prorrogado la concesión del mayor reservorio petrolero del país a Panamerican Energy, una empresa que durante los últimos 5 años no invirtió en capital de riesgo.

 

Y nada asegura que lo haga. El nuevo contrato no fija montos ni plazos para la exploración de nuevos pozos. Tampoco modifica la actual situación que permite que tres cuartos de la liquidación de las divisas se haga en el exterior.

 

Pero lo más alarmante es que no limita ni controla de manera clara el flujo de exportación, dejando esta función en manos de la empresa tan solo a través de una declaración jurada. Esto significa libre exportación, cuando la matriz energética primaria del país se basa en un 90% de hidrocarburos, un recurso con solo 7 años de reservas comprobadas.

Ya importamos gas y fuel-oil. En 2014 se estará trayendo petróleo liviano. Mientras, vaya paradoja, desde aquí fluirá libremente el crudo, permitiendo que empresas extranjeras ocupen los primeros puestos en el sector, con recursos nuestros.

 

(*) Doctor Bioquímico, investigador del sector de recursos energéticos de la Universidad del Salvador.

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