El atentado a la A.M.I.A.

Un reportaje a Raúl Kollman

 

Hace algo más de 12 años un atentado en la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina costó 85 vidas de argentinos de religión judía, católica y quizá algún agnóstico. Fue un hecho muy doloroso, en un país habituado a las catástrofes, que impactó en nuestra gente. También puede argumentarse que fue una de las primeras batallas en la llamada “guerra del terror”.

Sea como sea, no es sorprendente que nuestros investigadores y servicios de inteligencia y seguridad no proporcionaran explicaciones convincentes, ni tampoco – por supuesto – pruebas. No tienen experiencia en conflictos internacionales, porque han sido volcados a nuestras luchas internas. Y las explicaciones que en otros países se han dado de hechos similares no se han librado de ser cuestionadas. Cualquiera puede encontrar en Internet – por ejemplo - cientos de sitios ofreciendo teorías conspirativas, distintas de la oficial, sobre el atentado a las Torres Gemelas.

La diferencia clave es que en otros países los órganos del Estado (el Poder Judicial también lo es) han llegado a conclusiones que asumen definitivas y están dispuestos a afirmarlas con su autoridad. Hay una “historia oficial”. Y no es cinismo señalar que es una base necesaria de toda política de Estado. El estado Argentino no ha podido elaborarla por esas mismas luchas internas que mencionamos antes.

Así, el gobierno de Menem y el juez que investigó el tema durante su gobierno, planteó – sin mucha convicción – la “pista iraní”, pero dedicó más esfuerzos a la conexión local, que encontró convenientemente en las filas de la policía provincial de un gobernador que lo incomodaba. Tuvo el aval de las organizaciones de la comunidad judía.

Los opositores a Menem – y familiares de las víctimas - favorecieron la “pista siria”, que coincidía con el origen familiar del entonces presidente, y sugerían como motivo apoyos a su campaña electoral que no fueron correspondidos. Algún sector, ferozmente antagónico tanto a Menem como a estos oponentes, desempolvó una teoría auspiciada en un atentado anterior a la embajada israelí por un perito convocado por la Corte Suprema, e insinuó que podría tratarse de un “ajuste de cuentas” interno a la comunidad. No llegan a afirmar que ni los árabes ni los iraníes existen sino que son creaciones de una astutísima conspiración judía, pero... El hecho triste es que hasta hoy el único condenado en sede judicial por temas vinculados a este caso es el juez Galeano, identificado con la “pista iraní”

Bueno, ayer (25/10/06) los integrantes de la fiscalía especial creada por el presidente Kirchner, Alberto Nisman y Marcelo Martínez Burgos, emitieron un dictamen que reinvindica esa vieja pista: acusa a Hezbollah e Irán y reclama la captura de ocho iraníes, ex funcionarios de Teherán.

¿Será ésta la definitiva “historia oficial” del Estado Argentino sobre el atentado a la AMIA?

 

Faltan algunos pasos para ello, y me pareció oportuno reproducir un reportaje que en el excelente site de Ignacio Fidanza, La Política Online, se le hace a Raúl Kollman, un periodista inteligente cuyas opiniones no están demasiado condicionadas por el medio que lo emplea:


¿Cuál es su interpretación del dictamen que ayer emitieron los fiscales de la Unidad Especial por el atentado a la AMIA?

Kollman: La verdad es que no leí las 800 paginas del fallo, pero sí una buena parte. Mi principal preocupación es que este es un fallo asentado en información de los servicios de inteligencia, y además existen pocas pruebas de lo que sucedió en la Argentina: quien vendió la camioneta, quienes colaboraron, etc.

En este sentido, es difícil para los fiscales el trabajo porque quedan muchos huecos sin información. Creo que el fallo de ayer es débil, basado y asentado en información de servicios de inteligencia, que siempre son interesados y responden a los gobiernos. El escrito se centró en información de la SIDE, del Mossad israelí y de los servicios norteamericanos.

Le doy un ejemplo. El dictamen afirma que se produjeron días antes del atentado llamadas desde un locutorio de la Avenida Corrientes hacía un teléfono en la Triple Frontera, y desde ese mismo teléfono de la Triple Frontera hay 20 llamados hacía el Líbano, en donde según la SIDE había una célula del Hezbollah recibiéndolas. Todo esto tiene poco sustento.

Nisman en 2003 ya consideró que tenía las pruebas suficientes para pedir la captura de estos ocho iraníes, y los avances desde entonces no fueron importantes. A mi no me preocupa tanto este tema, sino la coordinación de la investigación. Hay información de que las llamadas en la Triple Frontera iban a un teléfono de un Andrés Márquez, y un año después no se sabe quien lo utilizaba. Se dijo el año pasado que el suicida fue un tal Ibrahim Berro, sus hermanos lo negaron, y un año después tampoco se avanzó en este punto.

Yo reconozco el trabajo y las dificultades que tienen los fiscales para trabajar en una causa que lleva doce años, donde los primeros días fueron cruciales en la investigación, y en donde se han seguido pistas falsas durante mucho tiempo.

Pero quiero recalcar que para mí el dictamen es débil, y esta asentado en información de inteligencia, en donde los fiscales dicen que se complementa con llamadas telefónicas, entradas y salidas del país. Aún así, sigue basado en información de inteligencia.

Se dice, por dar otro ejemplo, que las máximas autoridades de Irán organizaron en 1993 el atentado. Ahora la pregunta es: ¿Cómo supieron esto? ¿Por un grupo de arrepentidos que ya no pertenece al Gobierno iraní? Creo que muchas de las premisas que aparecen en el escrito son endebles.

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