por Strategicos - Agosto de 2006
El transparente seudónimo de Strategicos oculta apenas – su estilo es
inconfundible – a un lúcido analista de la realidad internacional en sus
aspectos diplomáticos y militares. Claramente, simpatiza con el nacionalismo
israelí, y acepta sin sentimentalismos las realidades de poder que guían la
política del Estado judío. A pesar de ello, no tiene inconveniente en
reconocer que, como no han podido obtener la victoria, Israel y Estados
Unidos se enfrentan a una derrota – al menos, táctica. Y esboza algunas
posibilidades que se abren en la nueva situación. Yo no puedo resistir, en
“Los liderazgos que vienen”,, a marcar algunos aspectos no coyunturales que
me parece que Strategicos, para no hablar de los periódicos, están
omitiendo. También a continuación, en páginas linkeadas, encontrarán las
notas que hablan del terrorismo como arma, de la historia y del costo humano
que los análisis no toman en cuenta.
El panorama medioriental sigue siendo complejo después de la guerra, como
por lo demás siempre ocurre allí. Como hemos dicho, Israel ha logrado un
solo objetivo táctico que es la limitación de la lucha antiterrorista
terrestre a una distancia prudencial de sus fronteras. Pero aun hay temas
pendientes que resolver. Es la primera vez que una blitz israelí debe
simplemente limitarse con una retirada que coloque en su lugar a una fuerza
de interposición - que deberá demostrar todavía su eficacia. Ha sido, frente
a la situación, una maniobra inteligente. Si en Europa se hubiese hecho lo
mismo después de las ofensivas alemanas en 1916 no se hubiese destruido el
equilibrio que abrió las puertas a la revolución soviética y a la
destrucción del imperio austro-húngaro.
Ahora se baraja y da de nuevo. En el mundo árabe, de la OLP (la Organización
de Liberación de Palestina, recuerdan?) se ha pasado a Hamas y de Hamas a
Hizbollah y estas mutaciones han producido cepas cada vez más duras y
resistentes.
Para los occidentales, el botín a distribuir es la reconstrucción del Líbano
pero esta claro que nadie puede pasearse alegremente por países del tercer
mundo árabe e inestable liquidando sistemas y proponiendo planes de
reconstrucción que después no se consuman. Eso no es una política. Es una
catástrofe. Que alimenta al fundamentalismo en su versión dura y al
nacionalismo en su versión moderada.
La competencia entre los americanos y los franceses recién comienza. Francia
sabe que junto con Siria habían logrado mantener la zona más estable que la
desarticulación provocada por los autonomismos libaneses apoyados por los
americanos. El caos actual, según lo ven los franceses, fue la herencia
directa de la descolonización petrolera fomentada por los angloamericanos en
los 60.
Estados Unidos debe poner tanto dinero como la Unión Europea para la
reconstrucción. De lo contrario su campaña mundial será poco creíble. Y
efectivamente los plomeros americanos (O´Neill dixit) deberán empezar a
habituarse a pagar los costos de la guerra. Desagradable para los
contribuyentes, pero los imperios no se forjan con el ojo puesto en la
opinión del plomero.
Pero las grandes maniobras han comenzado. Las informaciones indican la
crisis mayor como telón de fondo de tres liderazgos políticos que deben
conformarse, el de los libaneses (inexistente) el de Bush (en cuestión) y el
de Israel (en crisis).
La próxima jugada de Hizbollah será clara y ya se lo puede anticipar sin un
análisis demasiado concienzudo. Infiltrarse en el ejército libanés, captarlo
y convertirlo en una prolongación de la guerrilla islamista.
Ese es el próximo objetivo de Hizbollah. Veremos como Israel y los Estados
Unidos responden a eso. Y noviembre es el mes clave, pues entonces los
americanos deberán comenzar a decidir la fase política que sucederá a Bush.
Puede ser el retorno de los Kerry, los Gore o cualquier variable del partido
demócrata americano.
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