La situación en Bolivia y el gas del diablo

Junio 2005

Por: Edgardo Arrivillaga

 

Parafraseando a Augusto Céspedes en los 40 podemos decir que el metal del diablo se ha transferido al gas. Cuando una estructura demoliberal escasamente integrativa – sólo el tres por ciento de los bolivianos utiliza gas - no funciona en sus mecanismos de mediación la revolución esta rondando en las inmediaciones. Hablando en porteño, a la vuelta de la esquina.


El presente informe, cortesía de la excelente explotación de prensa que coordina el licenciado Luis Calviño es casi un análisis de inteligencia que corrobora hipótesis ya anunciadas en esta Web.


La crisis boliviana, cualquiera sea su resultado, desde el maximalista hasta una mediación argentina-brasileña y norteamericana inevitablemente salteara las fronteras y modificara la realidad de las regiones limítrofes con los países cercanos.


Tendremos una Hamas boliviana en Oran y Potosí y un aluvión de refugiados que se lanzaran hacia países de cierta estabilidad y con oportunidades de trabajo malos y en negro pero que interesan a la pobre gente.
También tendremos núcleos revolucionarios que se coordinaran con nuestros piketeros y las almas bellas universitarias siempre adecuadamente proclives a combatir por el hombre nuevo con o sin lifting.


No podemos decir que no lo habíamos advertido. No podemos decir que el desmantelamiento militar argentino era un acto de irresponsabilidad – Chile ha hecho exactamente lo opuesto- y que todos los escuadrones de la Gendarmería Nacional no superan los 16.000 hombres, realmente muy poco para controlar una situación revolucionaria de Pedro Páramo en nuestras fronteras.
Ahora la Cancillería, sumamente preocupada a destiempo por las Malvinas, debiera trabajar duro y fuerte para afrontar la hipótesis de tensión que llega a nuestro territorio.


Se acabo el tiempo del café descafeinado porque los cocaleros están entre nosotros. Es deseable que un Comité de Crisis informal comience a intercambiar opiniones aunque si tomamos en cuenta los tiempos largos que precedieron otros nombramientos, cultura entre otros, francamente lo dudamos.


Y Charly García no toca música rock en La Paz.


Es tiempo de quena, de frijoles y de la dinamita barata que se encuentra en los países de extracción minera.

 

Edgardo Arrivillaga.


EL INFORME


Evolución interna

En primer lugar, existe la posibilidad de que la situación camine por carriles institucionales. Para ello tendría que hacerse cargo del gobierno el Presidente de la Cámara de Senadores Hormando Vaca Díez, que es rechazado por los mismos que acaban de voltear a Mesa, o el presidente de la cámara de diputados o, en su defecto, la Corte Suprema, con obligación de llamar a elecciones en un plazo mínimo.

Es de interés de Evo Morales que así sea. Evo Morales es el jefe de los cocaleros de la región del Trópico de Cochabamba (Chapare). En Bolivia existen dos regiones productoras de Coca, Yungas (donde la producción es legal y se supone que es toda para consumo de la hoja por medio de mascado, té o la venta a Cocacola Company) y Chapare (donde la producción es ilegal y es mayoritariamente derivada al narcotráfico). En Chapare, muchos campesinos han avanzado en la cadena productiva y transforman la hoja de coca en pasta base y base de cocaína por su cuenta antes de venderla al narcotraficante. Es decir, que Evo representa a los campesinos ligados al narcotráfico. Evo necesita llegar al poder por las urnas, dado que ese sería su mejor escudo contra la presión norteamericana que sobrevendría en tal caso. Evo ha reunido hasta un 21% de los votos en elecciones anteriores, lo cual sería suficiente para ser presidente si sale primero en la elección.

También es de interés de los antiguos partidos políticos (MNR y MIR especialmente) aunque cuentan con menos posibilidades de acceder a la presidencia, y en caso de lograrlo es difícil que puedan escapar a una repetición de la situación actual.

En segundo lugar, es posible que el orden institucional se quiebre y asuman el gobierno las Fuerzas Armadas o un grupo revolucionario.

El rol de las Fuerzas Armadas será vital en los acontecimientos futuros, dado que son la única institución que conserva algún grado de proyección nacional. Sin embargo, puede suceder que prefieran permanecer inactivas, para evitar el desgaste. La impaciencia de los oficiales de Tte Cnel para abajo, demostrada en las últimas semanas con pedidos de renuncia al presidente, puede jugar a favor de la intervención. Un gobierno militar, que logre algún tipo de alianza con los gremialistas de la COB y haga la vista gorda a lo que sucede en el Chapare podría llegar a generar un equilibrio precario. Sin embargo es improbable que perdure dada la problemática de los hidrocarburos que se analizará más abajo.

En el caso de que se haga cargo del gobierno una agrupación revolucionaria, lo más probable es que se desencadene un conflicto civil. Si el grupo es de carácter marxista y/o indigenista (caso del MAS) y pretende avanzar sobre la propiedad privada de las clases medias y altas, por medio de la reforma agraria, la nacionalización de los medios de producción y de los hidrocarburos, lo más probable es que los perjudicados reaccionen separándose del resto del país (Tarija y Santa Cruz) o intentando restaurar su poder político. Si el grupo revolucionario es de carácter indianista (racista, a favor de eliminar a todos los que no sean indígenas – Felipe Quispe) la lucha será inevitable a menos que los primeros moderen sus intenciones al altiplano, lo cual es improbable dado que esas son las tierras más pobres en la actualidad.


El problema del Gas

Los hidrocarburos tienden a complicar todo. Bolivia, históricamente, ha dependido prácticamente de la exportación de algún mineral (primero la plata, después el estaño y ahora el gas).  En la última década, importantes empresas extranjeras, incluyendo a Petrobrás y Repsol-YPF han invertido en el país en exploración, extracción y transporte. El resultado fue el descubrimiento de importantes reservas gasíferas y la exportación principalmente a Brasil y Argentina. Argentina tiene un interés estratégico en Tarija especialmente y en Santa Cruz. Brasil tiene un interés estratégico especialmente en Santa Cruz, también en Tarija, y en mucho menor proporción en los departamentos de Pando y Beni.

Asuma el gobierno que asuma, es difícil que pueda escapar a la trampa de la nacionalización del gas, si desea evitar protestas como las actuales. Pero en ese caso, lo más probable es que los departamentos de Tarija y Santa Cruz opten por separarse del resto del país. En ambos territorios existen fuertes movimientos separatistas. En ambos estados se han expresado deseos de unirse a la República Argentina, y en Santa Cruz también existen fuerzas pro-Brasil. En ese escenario es fácil imaginar la presencia de tropas brasileñas en Santa Cruz, aunque más no sea bajo el manto de la ONU o de la OEA. La posición Argentina es más difícil de imaginar debido a la carencia de recursos de las FFAA y a la imprevisión del gobierno.


Repercusiones en los países de la región

En todos los países limítrofes se sentirán las repercusiones de la evolución boliviana. En caso de desatarse el conflicto, es esperable una crisis de refugiados en las zonas fronterizas. Además, los países pueden suponer que sus fronteras serán violadas por los bandos en pugna ya sea por persecuciones calientes o para utilizar el territorio como zona de descanso. Esto es particularmente esperable en las zonas de frontera amazónica de Brasil y Perú.

Probablemente la situación más compleja la viva Perú, donde la situación institucional es casi tan delicada como en Bolivia. Los movimientos indigenistas e indianistas peruanos se sentirán impulsados a copiar el modelo boliviano. También es posible esperar que el desorden favorezca el resurgimiento de Sendero Luminoso (más activo en los últimos tiempos) y del MRTA.

Chile también puede sentir los efectos del movimiento indigenista en el norte de su territorio. En previsión de esto y de posibles avances redentoristas sobre las tierras incorporadas en la Guerra del Pacífico, Chile ha realizado importantes compras de armamentos y está mirando atentamente la situación en el limes con Perú y Bolivia.

Paraguay puede esperar, además de los problemas fronterizos referidos, un aumento del narcotráfico desde (cocaína) y hacia (marihuana) Bolivia. La inestabilidad boliviana también puede fortalecer la inestabilidad en ese país, donde se ha detectado la presencia de las FARC, la confluencia entre agrupaciones subversivas paraguayas con esa fuerza, y un creciente movimiento a favor de las ocupaciones de tierras. No hay signos por ahora, pero la inestabilidad en la región podría revivir el conflicto del Chaco, aunque esta parece una posibilidad muy lejana.

Brasil y Argentina, además de los problemas descritos en el primer párrafo de esta sección, deben preocuparse por su abastecimiento de energía. En el caso de un conflicto, los gasoductos son blancos muy endebles. Ambos países deben preocuparse por definir claramente sus intereses y políticas en los departamentos de Tarija y Santa Cruz y calcular con realismo su capacidad de absorción de los territorios con los conflictos que ello implicaría. Un efecto negativo, en la medida en que la estatalidad desaparezca del todo en Bolivia, será el aumento del narcotráfico desde Bolivia hacia los dos países. El descubrimiento de una cada vez mayor cantidad de “cocinas” de cocaína en Argentina son señales claras de que este proceso ya está en marcha.

 

En resumen

Ø  Bolivia parece avanzar hacia un proceso de conflicto civil. Más allá de quien obtenga el poder, es difícil que escape a la trampa de gas.

Ø La desestabilización boliviana tendrá efectos negativos (crisis de refugiados, contagio, fortalecimiento de insurgencias y/o crecimiento del narcotráfico) en todos los países limítrofes.

Ø Un efecto posible del mismo sería la desaparición del Estado boliviano y su polonización con ganancias estratégicas para Brasil y tal vez Argentina.

Ø Argentina y Brasil tienen intereses concurrentes en este asunto, por lo que pueden colaborar para avanzar sus intereses, si saben moderarlos para que no entren en conflicto. Ambos deberán ganar el apoyo de EEUU en este proceso, buscando coincidencias entre los intereses de las tres naciones.

Ø Argentina debe pensar seriamente cuales son sus opciones en relación con la crisis boliviana y prepararse para minimizar los efectos negativos y capturar las mayores ganancias posibles.
 

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