Posible fracaso de la Constitución Europea en Francia

Mayo 2005

Por Edgardo Arrivillaga


Ya lo dijo Nicolás Sarkozi la figura emergente del liberalismo dentro de la galaxia gaullista-giscardiana que conduce los destinos de la Galia. Es poco probable que los franceses apoyen el próximo domingo la sanción – vía referéndum – de la Constitución pergeñada por los euro burócratas de Bruselas.

 

JorgeAsísDigital.com, por Maximiliano Galín

 

Los motivos son muchos, la protección de la agricultura regional, la falta de interés en crear un sistema de defensa regional con la intervención de al menos 25 actores internacionales y una corriente antiglobalizadora que serpentea tanto entre los nacionalistas del Frente Nacional como en los grupos socialistas que se reconocen en el social-gaullismo de Jean Pierre Chevenement y sus discípulos.

 

En ese caso el efecto neutral podría contagiarse a Gran Bretaña, tradicionalmente opuesta a las iniciativas continentales mientras que en Italia, sumida en una, lucha botánica entre el partido de las aceitunas y el de la margarita,  blandos enmascaramientos de los viejos partidos, los ciudadanos no tienen mayor interés en el asunto, sobre todo si los ajustes fiscales pulverizan los ahorros del sistema de pensiones, uno de los mas socialistas y generosos de Europa.

Tampoco le interesa el Vaticano de Benedicto, ya que la constitución no tiene raíces cristianizadoras y se encuentra mas bien en la cuerda paleoiluminista de Zapatero, un presidente accidental que debe su poder a la larga sombra algo ominosa de Bin Laden y a las torpezas del PP en el manejo de la crisis de Atocha.

Si esto es así los grupos argentinos precupados por la europeización de las Malvinas pueden quedarse tranquilos. Continuaran siendo británicas mientras Francia discute con mucha parsimonia el status de la Constitución capitulo por capitulo y los problemas agrarios se confunden con la geopolítica de los bloques.

Los caballos de Troya griegos pululan en la nueva y significativamente también en la vieja Europa.

¡Haremos una nueva revolución francesa! - sostienen tanto las izquierdas como las derechas en Paris. El problema es que nadie sabe muy bien en que consiste la
ambiciosa definición que por una vez esta unificando a jacobinos y girondinos del siglo XXI.

Esperemos que Ignacio Ramonet en la próxima entrega de la voz oficial del Elyseo nos explique la cosa.

Imposible gobernar una nación con 365 variedades de buenos quesos regionales mascullaba maliciosamente el general Charles De Gaulle.
 

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